Si existe algo, que en materia económica ha quedado evidenciado, con absoluta claridad, durante las ultimas décadas, sería la insuperable capacidad del Estado venezolano para malgastar recursos. En tal sentido, me resulta incomprensible cualquier receta para salir del actual desastre económico heredado, que comienza por transferir más recursos del sector privado al sector público. De allí que me considere un férreo enemigo de todo impuesto nuevo y más aún cuando éste, como el IVA, no cumple ni la más mínima función redistributiva.
No obstante, en el caso de la Isla de Margarita, me rehuso a gastar muchas energías en protestar ante el recién decretado IVA. Mi razón es muy simple: ¿qué es una raya más para un tigre?
Hoy, en Venezuela, no existe otro sector que presente un potencial para generar tantos empleos, que de verdad sean externamente competitivos y productivos, como el turismo. Cuando reflexiono sobre el hecho de que en República Dominicana lograron generar, sólo durante 1998, ingresos turísticos por el orden de 2.500 millones de dólares, me resulta incuestionable al imperiosa necesidad de que unamos a todo el país alrededor de un PLAN NACIONAL DE TURISMO, centrado principalmente en Margarita.
¡Pero, no! Hace poco, en septiembre del año pasado, en lugar de llevarle a Margarita un nuevo cable submarino para que pudiese contar con una energía hidroeléctrica barata y segura, algo esencial para el turismo, la Isla, básicamente desinvirtió en turismo, cuando envío a la tesorería nacional del país casi 60 Millones de dólares obtenidos por la privatización de su sector eléctrico. Consecuencia de ello es el hecho de que en los hoteles de Margarita, el costo de la electricidad con frecuencia supere el costo de la nómina.
Dentro de un verdadero plan turístico para Margarita, una de nuestras principales prioridades debería ser la búsqueda de una solución al problema del agua de la isla, al menor costo posible. Tal objetivo podría lograrse, bien con una nueva tubería desde tierra firme financiada por entes multinacionales o con el ofrecimiento de gas natural gratuito o muy barato, por un período lo suficientemente largo para permitir instalar desalinizadoras, que no resulten económicamente ruinosas. Hoy en día, lo único que se observa son movimientos tendientes a la instalación de tuberías de gas, para así poder lograr captar en Margarita a un cliente cautivo al cual venderle el gas a precios de mercado internacional.
Si alguien tuviera un verdadero interés en fomentar el turismo en Margarita, no permitiría una sobre-valorización del bolívar, como la actualmente existente, que sólo fomenta el turismo internacional del venezolano.
Si alguien tuviera un verdadero interés en fomentar el turismo en Margarita, desde hace tiempo estaría ofreciendo combustible, a costo marginal, a todo vuelo internacional, que traiga más de 100 turistas, para una estadía superior a una semana, desde una distancia mayor a 1000 Kms. Si tomamos en cuenta que, por ejemplo, en Europa, de cada 100 que paga el consumidor por la gasolina, el que la suministra, como sería el caso de Venezuela, sólo recibe 10, estoy seguro que cada barril "regalado al turismo", le daría un mayor rendimiento económico al país, que su venta directa.
Nos encontramos ante la triste realidad de que, en lugar de estar todo el país invirtiendo recursos en Margarita, como una incuestionable alternativa que le permita generar empleos venezolanos, asesores mediocres, en base a pequeñeces, que sólo conducen a la igualada hacia abajo, en nombre de una antinacional solidaridad nacional, recomendaron aplicar el IVA en Margarita. Incluso hasta quienes supuestamente son representantes del sector privado, aplaudieron la imposición de este impuesto.
Pero no todo está perdido. En esta maravillosa isla, donde tanto el ingenio como los genes de su población nativa y asimilada, trabajan a tiempo completo para hacerle frente con ánimo a las adversidades, nuevas estrategias promocionales se están diseñando.
Se conoce de la agobiante presión fiscal a la cual normalmente se encuentra sometido nuestro turista europeo en su casa. Una nueva atracción Margariteña está tomando forma, una moderna variante del turismo aventura: “El Turismo Fiscal”.
Gracias al IVA, por fin hay en Margarita la posibilidad de ofrecerle al europeo la tropical y liberadora experiencia de poder participar en una evasión fiscal. Muy pronto los vendedores en la Isla ofrecerán unos “Recibos de Evasión Fiscal”, que con toda seguridad habrán de competir favorablemente, como souvenir, contra cualquier pescado seco inflado, tradicionalmente ofrecido en el Caribe.
A nivel de gremios Margariteños, tengo entendido que se estudia la posibilidad de rifar, entre cada 5.000 turistas, una citación del SENIAT. Para un alemán de Stuttgart, poder enmarcar y colgar en su pared tan importante documento, seguramente supera con creces el valor equivalente de trofeo, de una cabeza de antílope africano, por generosas que sean las dimensiones de sus cuernos
Por favor, debemos crear un valor agregado en Margarita antes de pensar en cómo gravarlo con impuestos.
Traducido (por Google) del Daily Journal