viernes, 29 de octubre de 1999

La vanidad y la economía de la nación

La semana pasada enumeré en esta columna las ventajas de los índices y las clasificaciones como medio para sintetizar la sobreabundancia de información actual. También mencioné que sería bueno tener acceso a un índice que jerarquice el cumplimiento de los tratados comerciales, especialmente los relacionados con la agricultura. La razón de esto es que en mi opinión Venezuela, tanto en este ámbito como en otros, es mucho más dócil que el mundo que lo rodea. Esto no debería ser olvidado por nuestros equipos negociadores internacionales que normalmente están mas interesados ​​en los aplausos del mundo exterior que en los nuestros.

Unos días después recibí un correo electrónico que decía: “Tú y tus índices. Toma este. Adjunto encontrará uno publicado por ABCNews.com que afirma que, sin lugar a dudas, los venezolanos son, con diferencia, las personas más vanidosas del mundo”. El índice revela que el 65% de las mujeres venezolanas y el 47% de los hombres venezolanos dicen que “piensan en cómo se ven todo el tiempo”. En Alemania, por ejemplo, prácticamente nadie lo confiesa.

Por el tono del correo electrónico, supongo que el remitente consideró desfavorable el alto ranking alcanzado por Venezuela en este índice, y también supongo que le gustaría que yo compartiera en algún grado un sentimiento de culpa por haber elevado la cuestión de índices en primer lugar. Bueno, ¡YO NO!

Intuitivamente, me complace ser parte de un país en el que mis compatriotas están preocupados por su apariencia. El estudio, que sitúa a las mujeres rusas y a los mexicanos de ambos sexos en un segundo lugar algo distante, establece el promedio global en 23% para las mujeres y 18% para los hombres. También menciona aquellos lugares donde la gente “nunca piensa en su apariencia”. En India, el 33% de la población nunca se preocupa por la apariencia, seguido de Malasia (25%) y España (22%).

Creo que podemos sacar ciertas conclusiones de este índice que podrían ser de gran importancia, incluso para el desarrollo del país. El hecho de que nuestra sociedad aprecie en su corazón un sentimiento de vanidad superior a los niveles de otros países, ciertamente nos diferencia del resto. Debe analizarse en el contexto de las ventajas comparativas.

La dedicación de alguien como Osmel Sousa a eventos como el concurso de belleza Miss Venezuela ha elevado a nuestro país a la cúspide de la percepción mundial sobre la belleza de la mujer venezolana. Al utilizar la palabra “percepción” no pretendo cuestionar la belleza objetiva de nuestras mujeres (¡Dios no lo quiera, tengo cuatro en casa!). Deseo destacar la importancia de la percepción general per se. Esto, por cierto, hace hermosas incluso a las venezolanas menos guapas.

Con el ranking de vanidad y los resultados del certamen Miss Venezuela podemos armar una matriz input-output que podría arrojar luz sobre interesantes posibilidades económicas en el ámbito del cuidado y mejoramiento de la apariencia. Veamos cómo funcionaría esto. 

Cualquier país culturalmente orientado al cuidado de la apariencia física durante siglos, que ha sabido desarrollar métodos y fórmulas contrastadas en el tiempo y transmitidas en vivo al resto del mundo, tiene en sus manos una herramienta para atraer un turismo que otros países darían un brazo y la mitad del otro por tenerlo.

Venezuela, al ser una nación exportadora de petróleo, tiene cubiertas sus necesidades de divisas en lo que respecta a su balanza de pagos comercial. En la otra cara de la moneda encontramos que nuestros ingresos petroleros mantienen al bolívar sobrevaluado y por lo tanto dificultan cada vez más el desarrollo de actividades que generen empleo y sean lo suficientemente competitivas como para no requerir subsidios ni protección.

Frecuentemente lo he explicado usando el símil de que en Venezuela no hay lugar para una industria textil que produzca ropa barata pero sí hay mucho espacio para actividades que impliquen mayor valor agregado. Cuando estimulamos a las microempresas con ayuda financiera para que compren máquinas de coser, debemos recordar que lo que realmente queremos promover es el desarrollo de famosos diseñadores y no necesariamente de las costureras.

Dentro de esta línea de razonamiento, no cabe duda de que el área del cuidado personal es una que se ajusta a los requisitos básicos. Es un área de servicios que puede generar mucho empleo y que permite un alto valor añadido.

Rápidamente presioné el ícono "responder" en mi computadora y envié el siguiente mensaje:

"Gracias por haberme enviado el Índice de Vanidad. Creo que debe haber ciertos errores en el Índice ya que creo que las cifras de Venezuela son demasiado bajas. En Venezuela yo diría que el 100% de la población se preocupa por su apariencia. 

Y mientras hablamos de apariencias, debes ver los resultados que hemos logrado con un tratamiento supervisado por la escuela de estilistas de Caracas que incluye masajes en las turbulentas aguas del río Caroní y depuración con poderosas y místicas algas del Orinoco, mientras escuchas sensuales ritmos del batir de las alas de las garzas y beber una bebida reconstituyente de la piel a base de malta. 

Y todo ello bajo la indiscreta luna tropical, ¡por sólo 1.680 dólares al día!"






viernes, 25 de junio de 1999

El Fuenti - Una fuente de inspiración

Hemos recibido noticias desde Italia sobre la demolición del famoso hotel Fuenti, que ubicado sobre la bella costa de Amalfi, se había convertido en un símbolo de lo que allá se conoce como el "abusivismo ambiental", o por lo menos esos son los términos indicados por el traductor automático que uso al navegar las paginas italianas del Internet. Estoy seguro que para todos aquellos interesados, o en el derecho administrativo o en el estudio de la sociedad italiana, el caso debe resultar apasionante. Solo para comenzar, el proceso duro casi 30 años. 

Ordenar la demolición de una construcción de 34.000 m2 de concreto armado no es una cosa menor, en ninguna sociedad. El como lograr que dichas medidas se decreten para que efectivamente se pueda defender los derechos ambientales de la sociedad y del individuo y sin que se transforme en un "abusivismo legal" es un reto a la imaginación.

Estoy seguro que la mayoría de los lectores, sin sentir una necesidad de profundizar mas en este caso, tienen, como yo, la absoluta certeza de que cualesquiera sean las normas legales que los promotores del Fuenti hayan violado, que existen y existirán miles de casos que evidencian peores violaciones, pero que nunca habrán de sufrir consecuencias tan radicales.

Pero de igual manera no creo que mis lectores, como tampoco yo, habrán de derramar muchas lagrimas sobre la eventual injusticia que se haya podido cometer para con los dueños de Fuenti. La explicación de lo anterior se sitúa en lo que pudiésemos llamar un alto Indice de Contaminación Visual (ICV) para Fuenti.

Para entender el ICV, imaginémonos un puntaje por la fealdad de la obra construida, 10 puntos para lo mas feo hasta 1 para lo menos feo, y un puntaje para la relevancia o belleza del lugar de construcción, desde 1 punto para un sitio insignificante hasta 10 puntos para los sitios mas bellos y relevantes. Al multiplicar los dos puntajes se obtiene el ICV. Para Fuenti con un 8 por obra fea, multiplicado por un 8 por ubicación bella e importante se obtiene un ICV de 64, aparentemente suficiente para una condena.

¿Suena fácil y justo? No se ilusionen ¡Traten de lograr que dos italianos se pongan de acuerdo en un puntaje de belleza y un puntaje de relevancia!

En Venezuela espero que el caso de Fuenti sirva de fuente de inspiración para comenzar afrontar los serios problemas de contaminación visual que tenemos y entre estos, las tantas obras inconclusas que afean a la Isla de Margarita.

En Playa el Angel, en Playa Guacuco, en Playa Dondesea, se observa todo tipo de construcciones a medio terminar, cuan esqueletos dinosauricos, que insolentemente se creen tener el derecho de afear, a cuenta de haber sufrido un percance, financiero u otro, durante su construcción. De la misma manera en que se le exige a un avión aprovisionarse de suficiente combustible para llegar a su próximo destino, de esa misma manera, se le debería exigir a un proyecto de construcción el tener los recursos que permita completar su ejecución.

Al estudiar un algunas de las leyes que regulan la materia, por ejemplo la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística, se encuentra todo numero de articulados que obligan, por una razón u otra, a la paralización de las obras. Sorprendentemente, en dicha ley, no hay ni una sola palabra que se refiera a la obligación de terminar una obra iniciada. Claro esta que al considerar que las leyes son redactadas por los políticos y que estos no se destacan justamente por terminar lo que ofrecen, alguien pudiese objetar el uso del calificativo de sorpresa.

Aun cuando considero peligroso adentrarnos en el camino de la demolición de obras, basados por ejemplo en una contaminación visual, creo muy factible desarrollar una buena normativa para el caso de las obras inconclusas. Por supuesto cualquier ley que en tal sentido se redacte, debe garantizar a los afectados, los plazos (años no décadas) necesarios para desarrollar sus alternativas de acción.

En la misma categoría que las obras inconclusas, habría que analizar aquellas que por no usarse o por simple descuido, se encuentran altamente deterioradas. Conocemos la reciente moda que indicaba como "chic" unos huecos en los blue jeans y de igual manera hay edificaciones que usan materiales descubiertos para, a veces con mucho éxito, darle un carácter rústico a las superficies. No obstante, cuando sobre una vía de alto desarrollo turístico, observamos fachadas que se caen, por lo sucias y malas que están, no necesitamos de una formula matemática para asegurar que algo anda mal y exigir algún remedio.

Día a día, los aspectos relacionados con la defensa del ambiente cobran mas importancia. Para una isla como Margarita y que debe enfrentarse a una competencia cada vez mayor, el evitar la contaminación visual, resulta vital.

PS. Margarita LagunaMar 



viernes, 28 de mayo de 1999

Margarita - El Dorado del turismo de los años dorados

Margarita y el turismo de la tercera edad.


En el turismo, como en tantas otras actividades, el identificar correctamente un segmento de mercado y de verdad especializarse en su atención, trae muchas ventajas. Un ejemplo es Playa El Yaque en Margarita. 

Con la ayuda de la naturaleza, se identificó un mercado muy especial, el windsurfing. Hoy, a los empresarios del Yaque les resulta más fácil enfrentar las actuales dificultades, que aquéllos dedicados a ese turismo genérico, algo falta de carácter que, con contadas excepciones, caracteriza el resto de la actividad turística de la Isla.

Hay pocas dudas de que todo lo que se relaciona con brindar servicios al grupo de personas mayores, de tercera edad, bien sea vía turismo, cuidado, recreación o cualquier otra modalidad, se vislumbra como una de las grandes industrias del mañana. Tal industria presenta, además, la ventaja de ser una gran generadora de trabajos.

Estoy convencido que uno de los principales retos de la sociedad actual es el asegurar a nuestros jóvenes el acceso a empleos productivos, diseñando las estrategias que permitas desarrollar las ventajas comparativas necesarias. La industria de la tercera edad nos presenta con una de las opciones más interesantes.

¿Qué podría hacer Margarita para, en nombre de Venezuela, explorar y capitalizar tal oportunidad? Creo que mucho. Margarita tiene la Gente, tiene la Isla en sí y tiene, a mi juicio, un lugar ideal, el Centro Médico Nueva Esparta (CMNE) que, como Barco Bandera, pudiera ser el gran promotor del sector.

El CMNE es un hospital con modernas e impresionantes instalaciones, ubicado en una colina en La Asunción, cerca del Castillo de Santa Rosa, que actualmente pertenece a Fogade, al cual, en un futuro bastante cercano, debe dársele una definitoria en cuanto a su destino y propiedad final.

Si a este Hospital de “SANTA ROSA” se le permitiera desarrollar, en por lo menos una parte importante de sus instalaciones, una verdadera especialización en la atención de la tercera edad, con médicos, desarrollo de postgrados, escuelas de enfermería y demás necesidades, creo que la autoridades pudieran tener un instrumento muy poderoso para atraer a la Isla inversiones, tecnología y el know how internacional requerido.

Por ejemplo, en mi caso, al tener muchas conexiones en los países nórdicos, muy bien me pudiera interesar desarrollar un pequeño resort diseñado especialmente con el turismo de tercera edad en mente - baños especiales - pocas escalinatas - áreas floridas cercanas, etc.

Pero, ni loco puedo proseguir con tales planes, sin contar con el apoyo institucional de un ente especializado. No sólo por la real necesidad de servicios que pueda requerir, sino también por su vital importancia en el mercadeo del producto. Turismo de tercera edad no es el turismo aventura y debe inspirar muchísima confianza en la calidad de los servicios.

Por cuanto es importante, que todo un sector pueda apoyar su desarrollo en un ente como el CMNE, no estoy pensando necesariamente en su venta directa a un grupo internacional. Cualquier arreglo que se desarrolle para el futuro del CNME, para que sirva, de acuerdo a las líneas aquí propuestas, probablemente debe contemplar la existencia de una Junta Reguladora, con suficiente autoridad para vigilar e intervenir en materia de tarifas y calidad de servicios.

Nada de lo aquí planteado tiene la intención, ni pretende inferir que las demás clínicas u hospitales de la isla Margarita no están en capacidad de dar igual o mejor servicio que el CNME. Es sólo que creo que, por la particularidad de sus instalaciones, pudiere tener una mayor efectividad en un programa de mercadeo institucional.

De tener aceptación la idea, se debe buscar unir esfuerzos para que, a corto plazo, usando programas crediticios de entes multilaterales, donde entiendo ya existen ciertos cupos aprobados para infraestructura turística, se logre concluir el edificio, originalmente pensado para un SPA, para poder contar así con un mayor número de habitaciones especializadas.

De igual importancia es iniciar los contactos con universidades nacionales e internacionales, que permitan generar un programa de capacitación que garantice, no sólo su alta calificación, sino también, como es lógico, su valor de mercadeo.

La actual Gobernadora, Irene Sáez, presenta, sin discusión, muchas calificaciones para lograr excelentes resultados en la vital función de actuar como Embajadora de la Isla de Margarita en el mundo. Qué lástima sería desperdiciar la oportunidad que existe, por no haberle proveído de los instrumentos necesarios para que, de verdad, pueda competir en un mercado cada día mas difícil.

Cómo me encantaría que en su próximo viaje, IRENE pueda llevarse imágenes, en un vídeo promocional, que indiquen cómo se han reunido esfuerzos para hacer del CNME el mejor centro del mundo para el cuidado de la tercera edad. 

PS. Tengo entendido que hoy el CNME se llama el Hospital Tipo I "Dr. Manuel Antonio Narváez Silva”.

Traducción derivada de un artículo publicado en el Daily Journal






viernes, 14 de mayo de 1999

Poco valor agregado al IVA en Margarita

Si existe algo, que en materia económica ha quedado evidenciado, con absoluta claridad, durante las ultimas décadas, sería la insuperable capacidad del Estado venezolano para malgastar recursos. En tal sentido, me resulta incomprensible cualquier receta para salir del actual desastre económico heredado, que comienza por transferir más recursos del sector privado al sector público. De allí que me considere un férreo enemigo de todo impuesto nuevo y más aún cuando éste, como el IVA, no cumple ni la más mínima función redistributiva. 

No obstante, en el caso de la Isla de Margarita, me rehuso a gastar muchas energías en protestar ante el recién decretado IVA. Mi razón es muy simple: ¿qué es una raya más para un tigre?

Hoy, en Venezuela, no existe otro sector que presente un potencial para generar tantos empleos, que de verdad sean externamente competitivos y productivos, como el turismo. Cuando reflexiono sobre el hecho de que en República Dominicana lograron generar, sólo durante 1998, ingresos turísticos por el orden de 2.500 millones de dólares, me resulta incuestionable al imperiosa necesidad de que unamos a todo el país alrededor de un PLAN NACIONAL DE TURISMO, centrado principalmente en Margarita.

¡Pero, no! Hace poco, en septiembre del año pasado, en lugar de llevarle a Margarita un nuevo cable submarino para que pudiese contar con una energía hidroeléctrica barata y segura, algo esencial para el turismo, la Isla, básicamente desinvirtió en turismo, cuando envío a la tesorería nacional del país casi 60 Millones de dólares obtenidos por la privatización de su sector eléctrico. Consecuencia de ello es el hecho de que en los hoteles de Margarita, el costo de la electricidad con frecuencia supere el costo de la nómina. 

Dentro de un verdadero plan turístico para Margarita, una de nuestras principales prioridades debería ser la búsqueda de una solución al problema del agua de la isla, al menor costo posible. Tal objetivo podría lograrse, bien con una nueva tubería desde tierra firme financiada por entes multinacionales o con el ofrecimiento de gas natural gratuito o muy barato, por un período lo suficientemente largo para permitir instalar desalinizadoras, que no resulten económicamente ruinosas. Hoy en día, lo único que se observa son movimientos tendientes a la instalación de tuberías de gas, para así poder lograr captar en Margarita a un cliente cautivo al cual venderle el gas a precios de mercado internacional.

Si alguien tuviera un verdadero interés en fomentar el turismo en Margarita, no permitiría una sobre-valorización del bolívar, como la actualmente existente, que sólo fomenta el turismo internacional del venezolano.

Si alguien tuviera un verdadero interés en fomentar el turismo en Margarita, desde hace tiempo estaría ofreciendo combustible, a costo marginal, a todo vuelo internacional, que traiga más de 100 turistas, para una estadía superior a una semana, desde una distancia mayor a 1000 Kms. Si tomamos en cuenta que, por ejemplo, en Europa, de cada 100 que paga el consumidor por la gasolina, el que la suministra, como sería el caso de Venezuela, sólo recibe 10, estoy seguro que cada barril "regalado al turismo", le daría un mayor rendimiento económico al país, que su venta directa.

Nos encontramos ante la triste realidad de que, en lugar de estar todo el país invirtiendo recursos en Margarita, como una incuestionable alternativa que le permita generar empleos venezolanos, asesores mediocres, en base a pequeñeces, que sólo conducen a la igualada hacia abajo, en nombre de una antinacional solidaridad nacional, recomendaron aplicar el IVA en Margarita. Incluso hasta quienes supuestamente son representantes del sector privado, aplaudieron la imposición de este impuesto. 

Pero no todo está perdido. En esta maravillosa isla, donde tanto el ingenio como los genes de su población nativa y asimilada, trabajan a tiempo completo para hacerle frente con ánimo a las adversidades, nuevas estrategias promocionales se están diseñando. 

Se conoce de la agobiante presión fiscal a la cual normalmente se encuentra sometido nuestro turista europeo en su casa. Una nueva atracción Margariteña está tomando forma, una moderna variante del turismo aventura: “El Turismo Fiscal”.

Gracias al IVA, por fin hay en Margarita la posibilidad de ofrecerle al europeo la tropical y liberadora experiencia de poder participar en una evasión fiscal. Muy pronto los vendedores en la Isla ofrecerán unos “Recibos de Evasión Fiscal”, que con toda seguridad habrán de competir favorablemente, como souvenir, contra cualquier pescado seco inflado, tradicionalmente ofrecido en el Caribe.

A nivel de gremios Margariteños, tengo entendido que se estudia la posibilidad de rifar, entre cada 5.000 turistas, una citación del SENIAT. Para un alemán de Stuttgart, poder enmarcar y colgar en su pared tan importante documento, seguramente supera con creces el valor equivalente de trofeo, de una cabeza de antílope africano, por generosas que sean las dimensiones de sus cuernos

Por favor, debemos crear un valor agregado en Margarita antes de pensar en cómo gravarlo con impuestos.

Traducido (por Google) del Daily Journal